Más de Cristo

Fernel Monroy

Leer: Mt.5:39-48

“Si alguno está en Cristo, nueva Criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas“.  2 Cor. 5:17

El Señor Jesucristo impartió grandes enseñanzas que aún hoy desafían nuestra manera de vivir.  Un día exhortó a sus discípulos a amar a sus enemigos. ¿Tarea difícil verdad? Porque ¡qué difícil es querer a quien no nos quiere! .

Enseñó qué hacer cuando el enemigo ataca.  Si esa persona da un golpe, hay que poner el otro lado. ¡Como si no fuese suficiente con recibir un golpe, son dos! Pero eso no es todo, si esa persona quiere algo de nosotros debemos compartirlo con él.  Imagínense en día de frío, te quita la bufanda y ¡encima de eso debes ofrecerle tu chaqueta¡ No es muy lógico ¿verdad? Pero ahí no termina todo, si quieres que camines una milla con el debemos ir dos y si quiere pedirnos algo prestado no debemos decirle no.

Aunque la idea no es lógica, ni normal, Jesús  quería enseñar algo de mucho más valor, por eso les dijo: “Ustedes han oído que deben amar a su prójimo y aborrecer a sus enemigos” pero esto debe cambiar, y además de amar a sus enemigos, deben hacerles bien y orar por ellos”.  Al hacer esto, demostramos que somos hijos de Dios, quien también nos amó aunque nosotros lo despreciamos. El amor de Dios es tan grande que hace brillar el sol para que todos lo veamos.

Jesús continúa su enseñanza recordando que debemos ser siempre sinceros no sólo amando al que nos ama o saludando al que nos saluda.  Cuando queremos demostrar que verdaderamente Cristo está en nosotros, lo hacemos igual en todo caso. Así llegamos a ser perfectos siguiendo el ejemplo que nos enseñó Cristo.

Estas actitudes de amar, de perdonar, de ceder, de menguar no son fáciles de asumir humanamente, necesitamos a Jesús en nuestro corazón, conocerlo a través de su palabra, teniendo intimidad con El por medio de la oración diaria. Así aprenderemos cómo vivir una vida santa y agradable delante de Dios, llegando a ser cada vez más semejante a su hijo.

El mundo necesita ver en ti que eres un hijo de Dios, con tu testimonio puedes hablar mucho más acerca de Jesucristo que con tus palabras, si el carácter de Cristo no está en ti o no lo has recibido en tu corazón,  hoy puedes hacerlo, todos repitamos esta oración... (hacer la oración y después preguntar). Quién repitió esta oración por primera vez (identificarlo)

Explicarle que “con el corazón se cree y con la boca se confiesa para salvación” (ahora otra pregunta) ¿Quizá te has apartado y quieres volver? El Señor te estaba esperando con sus brazos abiertos, (orar por los que reconcilien)